Las películas de prisiones son muy populares. Los guionistas de series y películas, así como los escritores de novelas son conscientes de ello.

Las películas de prisiones son muy populares. Los guionistas de series y películas, así como los escritores de novelas son conscientes de ello. Los temas relacionados con el mundo penitenciario: arrestos, juicios, abogados, policías e indudablemente prisioneros y prisiones por alguna razón enganchan. Lo llamativo es que el mundo penitenciario se presenta muchas veces con cierta exagera­ción, escenarios estereotipa­dos donde se tejen tramas emocionantes y llenas de ac­ción. Es común ver a los per­sonajes principales todo el tiempo en estado de alerta, luchando por su superviven­cia, tejiendo tramas y elu­diendo a sus enemigos. Por supuesto, no pueden faltar las escenas donde se cava un tú­nel con cubiertos o donde los prisioneros, por norma general, son más listos que los funcionarios. En la realidad las prisiones son lugares mucho menos emocionantes.

La vida en prisión suele estar marcada por la monotonía, los internos deben cumplir con una rutina y con el reglamento penitenciario. Aun así, da la impresión de que a la sociedad le gusta dormir escuchando cuentos carcelarios, en donde se pone a prueba la imaginación para definir que es una prisión o cómo debería ser. La razón, tal vez no es más que el contenido “cultural” que nos brinda un largometraje o un videojuego. Es importante por lo tanto recordar que estos medios buscan entretener y la visión de una persona que pasa varias horas en el patio, asistiendo a alguna actividad o traba­jando solo llama al aburri­miento. No podemos negar que lo visto en una pantalla de cine si pueda representar otras realidades, pero que se aleja en demasiadas ocasio­nes de modo drástico de lo que es una cárcel española. Evidentemente no todo el contenido es falso, en una prisión trabajan funcionarios, existen celdas y también prisioneros que quieren salir de ellas.

Sin embargo, en demasiadas oca­siones cuesta identificar dónde termina el mito y comienza la fantasía. La prisión, tanto en la realidad como en la fic­ción, no deja de ser aquel lugar donde nadie quiere estar.

El mundo del cine y la televisión, la literatura y el imaginario popular han ido conformando una visión del mundo penitenciario que en España, y en pleno siglo xxi, convive constantemente entre la realidad y la ficción, entre lo verdadero y lo falso, entre creencia o mito. A continuación les presentamos, con la ayuda del mundo cinematográfico aquellas cuestiones por todos conocidas pero confundidas, realidades y ficciones de la vida en prisión.

Vestimenta: ¿Los internos visten uniforme?

Muchas personas, inducidos por las series y películas, tienden a pensar que los internos de los centros penitenciarios visten con uniforme o con un llamativo mono de color. Esto, al menos en España, es una FICCIÓN, pues cada interno viste con su propia ropa, aquella que cualquiera utiliza en su día a día. Se trata de normalizar la vida en prisión, por lo que cada interno utiliza su propia indumentaria y viste a su manera (siempre dentro de unos márgenes eso sí). Utilizar una misma indumentaria conllevaría perjuicios psicológicos al anular ese carácter independiente y singular, la individualidad, que el uso de nuestra ropa nos aporta. Además se trata de un derecho recogido en el artículo 20.1 de la LOGP (Ley Orgánica General Penitenciaria).

Comunicaciones: ¿Se realizan en una sala común?

En España es una FICCIÓN el que las visitas sean colectivas, en salas abiertas donde todos los visitantes se sientan junto a los internos sin ninguna barrera física o de control. REALIDAD, son las comunicaciones que se realizan, como puede verse en la imagen, a través de lo que se conoce como locutorios; cabinas acristaladas individuales que impiden el contacto físico directo y que a través de un interfono (teléfono) se comunican con su visita. REALIDAD son también las comunicaciones especiales que bajo autorización, y de forma privada e independiente, el interno se reúne con sus allegados.

Dinero: ¿Está permitido el uso de dinero?

El uso de efectivo está prohibido en el interior de la prisión para evitar los problemas derivados de su existencia. FICCIÓN es el que se manejen billetes o monedas como lo hacemos en libertad. REALIDAD es que se pueden hacer pequeñas compras de productos básicos a través de un pequeño economato y que estas se pagan a través de una tarjeta (tipo crédito) que cuenta con un saldo semanal limitado con lo que se evita el manejo de efectivo dentro de la prisión. FICCIÓN es que la familia te pueda entregar dinero en sus visitas. REALIDAD es que te pueden hacer ingresos en una cuenta asignada con las que el centro recarga los saldos semanalmente con los que poder hacer esas pequeñas compras.

Vivir: ¿Los internos viven muy bien en prisión?

A este respecto se ha instaurado en los últimos tiempos dos visiones antagónicas. Hay quienes dan por hecho una extrema violencia y dureza en las condiciones de vida dentro de prisión, y quienes tienen una visión de que en la cárcel en España se vive como si de un hotel de cinco estrellas se tratara. FICCIÓN es que vivir en prisión es algo favorable lleno de comodidades y beneficios. Desde luego no es como vivir en un hotel de cinco estrellas por razones obvias, por mucho que algunos quieran edulcorar la vida en prisión ante la opinión pública. También lo es el que sea un lugar de extrema dureza y violencia. REALIDAD es que se procura que la vida dentro de prisión se desarrolle lo más normalizada posible, proporcionando seguridad, actividades y medios que proporcionen unas condiciones de vida dignas, pues el reo está condenado a la privación de libertad, pero no lo está a poder desarrollar actividades culturales, educativas, deportivas o formativas como las de cualquier otro ciudadano, aunque indudablemente con muchas limitaciones y restricciones.

Armas: ¿Los funcionarios llevan armas?

La imagen más difundida de una prisión en el imaginario cinematográfico es la de los guardias armados. Muros vigilados por guardias con rifles que desde sus torres se preparan para disparar ante el más mínimo altercado. FICCIÓN, pues en las prisiones españolas los funcionarios no portan armas. Estas están prohibidas en el interior de los centros penitenciarios. REALIDAD es que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como es lógico, cuentan con sus armas reglamentarias, pero estos siempre se encuentran en los exteriores y sin contacto directo con los internos, que se encuentran a cargo de los funcionarios de prisiones, los cuales cuentan con “defensas” (elementos de protección y reducción ante agresiones) pero nunca con armas de fuego.

Celdas: ¿Los internos viven solos en prisión?

Algo que genera mucha curiosidad entre el público es lo relacionado con las celdas, ese espacio en el que un interno permanece recluido una media de 15 horas diarias. FICCIÓN es que la celda en España es habitada por múltiples internos en condiciones de hacinamiento. REALIDAD es que cada celda es ocupada por un máximo de dos internos. FICCIÓN es que la luz es desconectada a una determinada hora. REALIDAD es que no hay limitación de horarios, ni limitaciones en cuanto a la actividad que cada uno desee realizar en su interior (con respeto al compañero) en el tiempo de encierro: lectura, tele- visión, pasatiempos, ejercicio… FICCIÓN es que depende de para quien, existen celdas de mejor nivel o con lujos. REALIDAD es que todas las celdas son iguales y el único privilegio es poder escoger con quien compartirla, en función de su amistad o afinidad con esa persona, o el que se pueda llegar a estar solo en función de sus méritos o antigüedad.

Agresiones: ¿Hay muchas agresiones en prisión?

Se piensa que las agresiones se suceden de forma constante siendo lo habitual en el entorno penitenciario. Que por norma se agrede a funcionarios o a otros internos. FICCIÓN es que sea lo normal, el que existan agresiones y violencia constan- tes. REALIDAD es que, aunque la prisión es un ambiente hostil, las agresiones son situaciones fuera de lo habitual, excepcionales, manteniéndose en la amplia mayoría de los casos un escrupuloso respeto entre internos y funcionarios y entre los propios internos. Por supuesto que se producen agresiones pues es de la prisión de lo que estamos hablando, pero es una FICCIÓN el que esto sea la norma y no la excepción.

Comida: ¿Se come de lujo en prisión?

Existe mucha confusión, pues hay quienes piensan que en las prisiones españolas los internos comen a la carta y otros que creen que apenas se nos da de comer. FICCIÓN es que la comida en prisión es insuficiente, o por el contrario, de gran calidad. REALIDAD es que no falta comida, pero esta es muy mejorable ya que existen bastantes carencias, pues aunque no es insuficiente, si lo es en cuanto a variedad y calidad. También lo es que la mayoría de los internos se ven obligados a comprar comida con la que complementar su dieta diaria.

Esposas: ¿Van siempre con grilletes los presos?

Es habitual imaginar a un preso con esposas y grilletes. FICCIÓN es que dentro del centro penitenciario se haga uso de estos dispositivos de inmovilización salvo en casos muy excepcionales. REALIDAD es que son de uso obligado en cualquier desplazamiento fuera del centro penitenciario, pero exclusivamente para la inmovilización de manos y nunca en combinación con otras partes del cuerpo. Es una FICCIÓN, al menos en España, la imagen de un preso engrilletado de pies manos caminando a un paso corto por las cadenas que impiden su movimiento.