Sombra_Preso

La prisión, cuando va acompañada de formación y tratamiento, puede cambiar vidas. Según los últimos datos del Ministerio del Interior, la reincidencia tras salir de prisión ronda el 20%. Aunque la reinserción es un derecho recogido en la Constitución Española, no siempre se cumplen las condiciones para que las personas privadas de libertad puedan reconstruir su vida.
“El tiempo de prisión no debe ser un tiempo perdido”, afirma María Yela, coordinadora de voluntariado de la Pastoral Penitenciaria y miembro del Colegio de Psicólogos de la Comunidad de Madrid.
Los cursos y programas de tratamiento son una de las herramientas más efectivas para favorecer la reinserción. Aunque no son obligatorios, su realización puede mejorar la situación penitenciaria de quienes los cursan, ya que se tienen en cuenta a la hora de conceder permisos, progresiones de grado o incluso la libertad condicional. En las prisiones españolas se imparten talleres formativos, programas terapéuticos, cursos de prevención de riesgos laborales, alfabetización digital, resolución de conflictos o formación profesional.
“Hay quienes entran diciendo que no lo necesitan, pero en cuanto ven que otros progresan, se contagian”, cuenta Yela. Estos programas no solo ofrecen conocimientos prácticos, sino también autoestima y estructura. “Lo importante es que no pierdan el tiempo”, insiste.
Emilio, ex-interno que hoy trabaja en la construcción gracias a un programa de la Fundación Adsis, es ejemplo de ello. En prisión se formó como albañil y aprovechó cada curso disponible: “Si no salía trabajo, me apuntaba a lo que fuera. No puedo estar parado”, recuerda. Para él, esa etapa fue el punto de partida de una nueva forma de vivir.