
El segundo día de otoño prometía un duro invierno en Soto del Real, pero los participantes en la carrera que se celebra todos los años en la prisión ya calentaban. La música y el animador contribuyeron también a que los ánimos de todos fueran cálidos. Presos y funcionarios corrieron juntos en un ambiente festivo donde lo que menos importaba era quiénes serían los vencedores, pues esta carrera no entiende de primeros, solo de segundas oportunidades, de perdedores que pueden hacer de su derrota la semilla de una próxima victoria.
Por supuesto, hubo premios y podio, aplausos y ánimos. Para entonces el sol ya se sumaba a la fiesta con los últimos ecos del pasado verano. Apenas les dio tiempo a los participantes a cambiarse para asistir a la misa que se celebró a continuación, a la que acudió el arzobispo de la archidiócesis de Madrid, José Cobo, el obispo emérito Rómulo Emiliani, el vicario de la zona octava de Madrid, Ángel Camino y los capellanes de Soto del Real, Manuel Gallego y Paulino Alonso, entre otros.
El salón de actos del centro sociocultural estaba a rebosar. Además de internos, funcionarios y voluntarios, numerosas y destacadas autoridades de distintos ámbitos quisieron asistir al acto. Abrió la misa el padre Paulino y enseguida dio paso al arzobispo de Madrid, José Cobo, que con su característica cercanía y elocuencia mandó a todos los presentes un mensaje de esperanza y de superación; alumbró el modo en que los presos en general y cada persona en particular pueden hacer de sus cargas, “de las piedras de su mochila”, semillas de las que brote una vida llena de jardines. Tal y como explicó ante la silenciosa y completa atención de los presentes, en verdad pareció que es más que posible el milagro que, en este caso, efectuaría la Virgen de la Merced. Puestas a los pies de la Virgen, esas rocas, esos sufrimientos, los errores del pasado pueden convertirse en semillas. Ese fue el mensaje de más hondo calado: lo que te hace sufrir, puede ser una tierra fecunda de la que nazcan cosas maravillosas: nuevas formas de entender el mundo, mejores miradas y actitudes.
También habló de una libertad que está más allá de rejas y cemento, de la libertad interior; “la libertad que ofrece María se llama Jesús, el que cree en nosotros y nos da unas semillas que no hay muro que las tape”. Alabó asimismo la labor de todos de funcionarios y voluntarios en Soto del Real y de quienes en general hacen de este mundo un lugar mejor. “El mundo tiene arreglo, las personas tienen arreglo, porque Dios está con Nosotros”, sentenció el arzobispo para culminar la celebración.
Fue ocasión también de anunciar la próxima salida del disco Fe y esperanza, canciones para la Eucaristía, compuesto íntegramente por el coro de Capellanía Católica. Incluso se pudo disfrutar de varias de esas canciones durante la misa, interpretadas en directo, lo que suscitó el elogio unánime de los presentes.
Lucas Gómez