La Dana que tan gravemente ha golpeado el este de España este pasado mes de octubre se ha convertido en la tragedia natural más devastadora que ha sufrido el país, con más de doscientos muertos y miles de afectados.
La región de Valencia ha sido la más castigada y donde se concentran el mayor número de damnificados. Entre estos se encontraban familiares de internos del Centro Penitenciario y automovilistas que quedaron atrapados en la A7 a su paso por Picassent, convirtiéndose el recinto penitenciario en la única alternativa de auxilio en kilómetros a la redonda. De forma improvisada se dio acogida a quienes lo necesitaban, se suministraron colchones, mantas, comida y agua, permitiéndoles pasar la noche dentro de las instalaciones penitenciarias. Decenas de personas, junto a los trabajadores del Centro quedaron atrapados al quedar interrumpidas las comunicaciones terrestres ante la magnitud de los acontecimientos, impidiendo además la llegada del personal que debía darles el relevo. Ante esta situación, familiares, refugiados, funcionarios e internos dieron un ejemplo de conducta y responsabilidad ante una situación sin precedentes.
Según se ha podido conocer, se organizó todo lo necesario para cubrir las necesidades requeridas a través de los medios logísticos del centro penitenciario de Picassent: comida, asistencia sanitaria y farmacológica, alojamiento… todo cuanto fuese necesario para garantizar la seguridad de internos, funcionarios y visitantes.
La muestra de solidaridad, humanidad y compromiso demostrada por la sociedad ante un acontecimiento como el vivido en esta tragedia se refleja también, en este caso, a través de los trabajadores e internos del centro penitenciario de Picassent, en su actitud, comportamiento y compromiso demostrado.