Aseguran que no tienen una planificación fija. Son los reyes de la improvisación porque no saben lo que se van a encontrar. Entran a lo loco y con su única arma, la sonrisa, consiguen cumplir sus objetivos. Hacer feliz a la gente. Y lo importante es que siempre sale bien.
Así nació Barabú Payasos, una asociación cultural sin ánimo de lucro que se formalizó oficialmente en el 2013 formado por un grupo de amigos. Desde entonces buscan llegar a niños, ancianos o cualquier persona que esté en una situación desfavorecida. Visitan hospitales, centros de menores, orfanatos, centros de mujeres; y con la única ayuda de canciones, abrazos, achuchones, regalos y su mítica nariz roja buscan hacerles pasar un buen rato, despegarles una sonrisa y transmitirles felicidad.
Las sonrisas par tocarte el alma, los abrazos para pasarte nuestras mejores energías y el cariño, porque sin él no somos nada.
Los escenarios que visitan suelen ser muy tristes y dan paso a las emociones, por eso a veces cuando se quitan las narices rojas hay llantos. Momentos en los que se empatiza por la situación tan complicada que viven; y viene el derrumbe. Pero siempre se llevan algo bueno. Esas personas que han ido a ver han tenido algo positivo y en las siguientes horas o días no van a estar hablando de su situación problemática o enfermedad; sino de que han estado con unos payasos que les han regalado su tiempo para estar con ellos riéndose.
Nuestro objetivo es que no hagamos falta, desaparecer. Pero eso es muy complicado, por lo que queremos seguir creciendo y crear una red nacional en distintas ciudades. Eso sería genial, nos cuentan desde la redacción de Ecos de Soto.