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El equipo de Ecos de Soto en el mes de junio pudo realizar, por primera vez, una salida programada. La salida fue propuesta a la junta de tratamiento por la dirección del magazín.

Un día programado para salir. El equipo de Ecos de Soto en el mes de junio pudo realizar, por primera vez, una salida programada. La salida fue propuesta a la junta de tratamiento por la dirección del magazín. El motivo era tomar contacto con temas que de interés para la redacción, permitiendo que se lleve a cabo una entrevista y se obtengan las fotos necesarias para un artículo que ha sido parte del número 3 de la revista.

Los internos iniciaron su salida en compañía de la Trabajadora Social Doña Ana, quién en todo momento los acompaño brindándoles consejos y apoyo. En la puerta de acceso a la prisión se encontraba Álvaro, un voluntario de Solidarios, quien llevaría a los internos al centro de Madrid. Una persona que con mucho gusto entregó su tiempo en este pequeño gran paso.

Teniendo una serie de actividades que realizar, la primera parada fue el comedor Ave María, que es gestionado por el Padre Paulino, quien también es el capellán de Soto Del Real. Un lugar que se encuentra en pleno centro de Madrid, y por donde los internos habían pasado varias veces, sin advertir de la gran labor que se realiza en ese local. Poder observar las necesidades de las personas que van a buscar un desayuno no solo permite tomar contacto con una realidad que está presente más de lo que uno podría imaginar, sino que es un modo de sensibilizar. Nadie puede quedar indiferente después de esa experiencia.

Museo de Okuda.

La siguiente parada fue una sorpresa, los internos asistieran al museo de Okuda que se encuentra en plena Gran Vía. Un artista que los redactores de Ecos de Soto conocen bien, porque la redacción lo entrevisto y fue la portada del segundo número de la revista. El lugar, como era de esperarse, está lleno de color.

La última parada, aprovechando la fechas, fue ir a la feria de libros de Madrid. Un lugar apasionante para todo persona que busca leer y aprender a través de los libros. Puede resultar algo trivial, pero que los redactores de Ecos de Soto por su cuenta puedan dar un vistazo a directamente a los libros que les son de interés, es sumamente importante para ellos.

El regreso se realizó sin contratiempos. A pesar de volver a la prisión los internos mantenían la ilusión de la salida que acababa y por supuesto se ha instalado en ellos las ganas de volver a repetir esa experiencia.

Esta actividad no se hubiera podido realizar sin el apoyo de los funcionarios, sin los voluntarios de la ONG Solidarios que también estuvieron presentes en algunas de las actividades realizadas. Por eso, desde la redacción de Ecos de Soto solo queda expresar su más sincero agradecimiento.

A continuación se comparte un extracto de lo que experimentó el equipo de redacción:

Fue duro pero fue. 

Cuando nos enteramos de que había la posibilidad de participar en una salida programada, la inquietud y la ilusión fue en aumento, no habíamos tenido la oportunidad de salir de permisos y ya llevamos unos cuantos años en prisión intentando hacer las cosas bien, por eso la salida significaba para nosotros un impulso para continuar con nuestra pena sin perder la oportunidad de sentirnos aún parte de un mundo libre. 

Por supuesto, el día no inició como un día cualquiera y el pronóstico de lluvia no desdibujaba la expectativa que colgaba de nuestros rostros. La emoción iba en aumento según íbamos pasando lo controles, es decir, según íbamos saliendo de la prisión. La inquietud fue disminuyendo mientras íbamos observando el sencillo mundo que ve la gente en su día a día. Coches, casas y personas. 

Caminamos y conversamos sonriendo, claramente lo que hablábamos reflejaban lo que experimentabamos: Parece un sueño, cuántas cosas han cambiado, yo estudie en este sitio, yo fui a aquel lugar, etc. Finalmente, coincidimos en algo, parecía que lo malo de la prisión había sido solo un suspiro, como un mal sueño que no pensamos repetir, porque simplemente hemos aprendido la lección. Nuestra condena aún no ha terminado, pero creemos firmemente que se acerca el día en que podremos decir: fue duro pero fue.