Ángel Luis Ortiz es juez, trabajó en la Oficina del Defensor del Pueblo, dirigió el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria nº 1 de Madrid y fue Director General de la Asesoría Jurídica del Ayuntamiento de Madrid.
En una de sus visitas pasó por Ecos de Soto para ofrecernos su visión del presente y futuro del sistema penitenciario español tras la pandemia.
“No hay que tener miedo a que las condenas cortas se cumplan en tercer grado”
Ecos de Soto: Un chico de Cuenca entra a los 18 años en la Administración de Justicia. ¿Fue una cuestión vocacional o fueron circunstancias de la vida las que le llevaron allí tan joven?
Angel Luis Ortiz: fue después de conocer la administración de justicia cuando empecé a tener vocación por dedicarme al servicio público, concretamente en la administración de justicia. Pero inicialmente no conocía ni cómo funcionaba esa parte de la administración. Y fue con el tiempo, sobre todo porque empecé joven cuando me di cuenta de la importante labor que tiene en una sociedad democrática y moderna, el respeto de los derechos y como desde la judicatura se puede también luchar por ese tipo de derechos. Y ahí empezó todo, hace ya mucho tiempo.
EdS: Usted que ha sido juez, y que probablemente ha condenado a personas a prisión, cómo ve ahora desde su posición institucional estos hechos pasados?
ALO: Yo entré inicialmente con 18 años en uno de los cuerpos que tiene la Administración de Justicia, que entonces se llamaba el Cuerpo de Auxiliares, y que ahora se llama el Cuerpo de Tramitación, luego tuve que hacer dos oposiciones allí y finalmente después de diez años trabajando en un juzgado, conseguí aprobar como juez.
En la profesión de juez, una de las reflexiones que me ha permitido con el tiempo conocer el mundo penitenciario, en distintas versiones, como Juez de Vigilancia o trabajando en la Oficina del Defensor del Pueblo o ahora como Secretario General, lo que sí me ha permitido conocer es que posiblemente alguna de las decisiones que tomé como Juez de Instrucción que implicaba el ingreso en prisión de alguna persona, pues igual la decisión hubiera sido otra, si yo mucho más joven, con menos experiencia, hubiera conocido lo que hoy conozco del mundo penitenciario. Pero la vida es eso. Es ir recogiendo experiencias y al final de la vida profesional es cuando estás completamente formado. Lo demás es ir poco a poco formándote y cogiendo nuevos conocimientos.
EdS: Como juez de vigilancia penitenciaria que fue, recibiría quejas sobre el funcionamiento de los centros penitenciarios. ¿Ahora que es Secretario General, cómo ha tenido en cuenta todo ese canal de queja y mejora que desembocaba en usted? ¿Podría mencionar algún ejemplo considerable que considerase prioritario resolver a su llegada al cargo?
ALO: La figura que tiene el Juez de Vigilancia en España es el final de una cadena de la justicia penal, de tal forma que va interviniendo las distintas fases del proceso hasta que llega ya la ejecución de la pena. Creo que es una figura decisiva porque el juez de vigilancia tiene en su mano la última palabra en eso que se llama la individualización de la condena. En esta fase de la justicia cuando actúas como juez de vigilancia conoces todas las circunstancias que afectan a esa persona y creo que es por excelencia el momento en que también puedes hacer justicia, y puedes hacer una buena justicia en el sentido de que la pena es la que es, pero las circunstancias de las personas también afectan a esa condena.
Es una experiencia que me ha sido muy útil para conocer ahora una parte importante de las competencias que tiene la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias; que es todo lo relativo a la clasificación de los penados.
Grados
Qué importante es saber aceptar y tener clasificada a cada persona en prisión en el grado que le corresponde. Esto me ha preocupado mucho desde que llegué como secretario general porque creo que es una labor importante. También es verdad que además de esa función de clasificación hay otros aspectos que nunca me llegaron, ni tenían porqué llegarme, de la labor que hay del contenido total de la Secretaría General. Me refiero a cómo gestionar casi 1.300 millones de euros y cómo gestionar un colectivo profesional muy especializado en esta tarea que alcanza los 24.000 trabajadores.
El tema del dinero y el tema de la gestión del personal me ha llegado de nuevo, porque solo se conoce cuando se es ya Secretario General. Y luego la experiencia como Juez de Vigilancia sí me ha servido para las otras cuestiones, que tienen que ver con la clasificación, el régimen de vida… cuando llegué aquí ya sabía un poco por dónde van las quejas de los internos. Intentar mejorar y dar siempre una respuesta a cualquier tipo de queja que llegue, a la Secretaría General y por supuesto transmitir a los directores un trato cercano con las personas que están privadas de libertad.
“Hay que tener una actitud proactiva con las personas privadas de libertad”
EdS: El Defensor del Pueblo es una de las instituciones menos conocidas y por lo tanto menos utilizadas por la población española. ¿Cómo calificaría su paso en esta institución como Jefe del Área de Prisiones y Violencia Doméstica y qué le aportó esa etapa ahora que es Secretario General de Instituciones Penitenciarias?
ALO: Fueron diez años y fue mi contacto directo con la Administración Penitenciaria, porque al dejar a los diez años el Defensor del Pueblo, fue cuando me incorporé como Juez de Vigilancia. La primera experiencia, y las primeras visitas a prisión las hice formando parte de la institución del Defensor del Pueblo. En el tema de Instituciones Penitenciarias, si se quiere conocer la evolución de la Administración Penitenciaria en España durante los últimos 40 o 45 años, recomiendo que se lean los informes del Defensor del Pueblo.
Desde el origen, con el primer Defensor del Pueblo, D. Joaquín Ruiz Jiménez, siempre se dio una prioridad absoluta a la Administración Penitenciaria. En definitiva a las personas privadas de libertad. Y creo que es un acierto porque los colectivos que están en la sociedad libre pueden acudir cuando quieran a una institución garantista como es el Defensor del Pueblo. Pero sobre las personas que están privadas de libertad hay que tener una actitud proactiva y eso es básicamente lo que hace el Defensor del Pueblo.
No solamente recibe quejas sino que, ya en mi época, todas las semanas, sin faltar ni una, se hacía una visita sin avisar a un centro penitenciario. Ahí pude apreciar el trabajo de los muchos profesionales que están en prisión y pude conocer muy bien las quejas y los problemas de las personas que están privadas de libertad. Fue una experiencia importante hasta el punto que cuando quise dejar la Oficina del Defensor del Pueblo tras diez años, me plantee ocupar un juzgado de vigilancia, que era seguir en esa línea pero con una condición distinta; el defensor del pueblo carece de fuerza ejecutiva y eso es justamente lo que tiene, el poder de resolución que tiene un Juez de Vigilancia. Creo que es un complemento ideal para formarse uno y para conocer cuáles son los problemas de una prisión.
EdS: Hoy está muy de actualidad el sistema de elección de los órganos de gobierno de los jueces. Como miembro de la carrera judicial, ¿cuál cree que sería en su opinión el sistema óptimo para nuestro país?
ALO: Tengo mi propia opinión sobre este tema. Desde luego el sistema actual ha demostrado no ser el más adecuado. Siempre que acaba un mandato del Consejo se suelen producir periodos largos de interinidad, de provisionalidad, hasta que se nombran a los nuevos. No sé si ahora ya habremos batido el récord de tiempo. Teniendo en cuenta que el sistema actual no es el mejor sí que creo que la última palabra la debe decir el Parlamento porque el Consejo es un poder del Estado y tiene que tener una intervención. Lo que ocurre es que esa intervención del Parlamento tiene que ser reglada. Me explico: creo que necesariamente al Parlamento deben llegar ternas confeccionadas por la carrera judicial, por las personas que en ese momento forman ese colectivo de jueces.
Una vez configuradas, el Parlamento tiene que elegir necesariamente a uno de los que van en esa terna. Necesariamente. Y de esas tres personas que vayan en la terna, el que saque un voto más, debería ser nombrado inmediatamente Vocal del Consejo. Es una postura un poco personal, que llevo tiempo pensando y por eso la digo. Tampoco creo que los jueces votemos entre nosotros mismos para elegir a esos candidatos, pero sí creo que tenemos que votar para configurar esas ternas, que luego serán votadas necesariamente por el Parlamento a la vista de los candidatos que allí se ofrezcan.
Puede sonar parecido al sistema actual pero no lo es, porque en el sistema actual el Parlamento no recibe ternas; recibe un listado de 36 jueces y tiene que ponerse de acuerdo para elegir a esos 36 y ahí es dónde está el problema: elegir 12 de ese listado que recibe. Mientras el sistema que yo digo es diferente: al Parlamento se le ofrecen tantas ternas como puestos a cubrir, que son 12, y necesariamente de ahí saldría un candidato.
Empleados en Instituciones Penitenciarias
Millones de Euros en presupuesto
Nuevas Incorporaciones laborales
EdS: Durante los últimos años los centros penitenciarios se han ido actualizando; se han cerrado antiguos y se han construido nuevos. ¿Pero cómo se ha modernizado en estos últimos veinticinco años el sistema penitenciario español? ¿Ha avanzado lo que debería ya casi alcanzado un cuarto del siglo 21?
ALO: El balance en términos generales y en cuanto a infraestructuras es positivo. Los últimos centros que se han construido, concretamente 26, son centros ‘tipo’, similar a Soto del Real que fue el primero. Y centros como este dignifican la vida de las personas dentro de prisión y por supuesto son un referente. Es verdad que quedan centros que se hicieron tras la Constitución, pero están en proceso de reformas integrales importantes. Todavía nos quedan cuatro centros emblemáticos anteriores, incluyendo el C.P. de La Palma que visité recientemente, como son Ocaña 1, Burgos y el Dueso. Los demás son ya prácticamente posteriores a la Constitución.
Desde luego para hacer un buen sistema penitenciario son importantísimas las infraestructuras y afortunadamente España las tiene. Las grandes inversiones que se han hecho ponen de manifiesto que ha habido voluntad política con los gobiernos de distinto signo, y esto es importante. Ahora el resto es mantener una infraestructura penitenciaria que tiene un desgaste continuo, ya que se usa 365 días al año y son importantes las dotaciones que vamos consiguiendo para las rehabilitaciones y el mantenimiento necesario. Pero a nivel de infraestructuras creo que el balance es muy positivo.
EdS: Los Centros Penitenciarios posibilitan opciones de trabajo retribuido lo cuál es una gran oportunidad de formación, desarrollo y reinserción. ¿Qué valor le otorga usted a esta oportunidad que tienen los internos en el sistema penitenciario?
ALO: Dentro de las actividades trata mentales, fundamentales en un Centro Penitenciario, hay un aspecto que es el trabajo retribuido en su doble vertiente: el retribuido por trabajos dentro de prisión y el de se desarrolla en empresas que conscientes del valor social que tiene esa actividad son capaces de introducir y poner sus cadenas de producción dentro de las prisiones. En este momento, sobre unos 47.000 internos hay en torno a 12.000 trabajando y teniendo una nómina.
Eso es fundamental. Al margen de generar el dinero, la nómina, es fundamental crear unos hábitos laborales y eso forma parte del proceso transformador que tiene que producirse cuando una persona ingresa en prisión. Ojalá que pudiéramos ofrecer un puesto de trabajo a todos los que están en condiciones y quieren trabajar, ya que es algo voluntario. Pero en este momento, con las últimas empresas que están entrando en prisión, posiblemente en el mes de septiembre podamos ofrecer la cifra récord de personas trabajando en prisión. Es una buenísima noticia.
“El sentido de la pena privativa tiene que estar siempre enfocada desde el punto de vista de tratamiento”
EdS: Existe un déficit de funcionarios, y eso siempre ha sido una reivindicación de estos, tanto de seguridad como de tratamiento, y esto es algo que afecta también a los internos. ¿Hay algún plan para aumentar la plantilla en todas las áreas?
ALO: El plan está ejecutándose ya. El 27 de julio finaliza el plazo para la presentación de instancias para 1.850 del cuerpo de ayudante, y además estamos también en procesos selectivos para el cuerpo especial, tanto en su modalidad libre como en promoción interna y también para el cuerpo de médicos. Dentro de un año, en torno al verano de 2023, la Administración Penitenciaria podrá contar en torno de 2.200 nuevas incorporaciones. Cuando esto se produzca las relaciones de puestos de trabajo estarán ocupadas en una tanto por ciento muy alto. Prácticamente cubriríamos las vacantes que existen este momento con la incorporación de esas 2.200 nuevas personas que ingresarán en la Administración. Por todo ello creo que el tema de recursos humanos va bien orientado por ahí.
EdS: Ya metidos en el área trata mental: ¿considera usted artículos 100.2 o el 117 como instrumentos útiles para el tratamiento de los internos?
ALO: El sentido de la pena privativa tiene que estar siempre enfocada desde el punto de vista de tratamiento. Lo ideal sería ser capaces de ofertar a cada persona privada de libertad un programa adecuado a sus carencias, a sus déficits. Cuando yo empecé ya existía una red de programas oficialmente aprobados y que se están ejecutando en prisión. En los últimos años, lo que hemos pretendido es ir creciendo en ese tipo de programas. Los más relevantes que hemos iniciado son los programas para las personas condenadas contra los delitos de odio o los programas cortos para penas cortas de delitos de género, para personas condenadas por delitos económicos, y últimamente la mayor novedad es todo lo que estamos haciendo en el terreno de la justicia restaurativa.
Desde el punto de vista normativo está todo previsto y ahora lo importante es trasladarlo sobre el papel, algo importante ya que en prisiones el trabajo no lo pueden hacer máquinas, se necesitan personas. Es muy importante lo que comentaba en la pregunta anterior, poder confirmar que en menos de un año tendremos todas las relaciones de puestos de trabajo con todos los profesionales que se necesitan para poder impartir lo fundamental en una pena privativa, que es el tratamiento.
EdS: ¿Ve el concepto de justicia restaurativa como una utopía o como una posibilidad real de implementarse en el sistema judicial español?
ALO: Hace unos años era una total utopía pero hoy ya es distinto. La mitad de los centros tienen programas de justicia restaurativa y tenemos también el testimonio tanto de víctimas como de internos que han pasado por procesos de este tipo verdaderamente interesantes. Nunca vamos a sustituir a la justicia en el sentido en el que todos la conocemos, pero la justicia restaurativa es un plus de calidad. Empezando y pensando en primer lugar en las victimas, y por supuesto también, sanadora para las personas que cometen un hecho delictivo a veces muy grave.
Es importante poder estar cara a cara y saber que el autor del delito pide perdón de manera sincera y se arrepiente ante la víctima, que acoge esa mano tendida y ese perdón. De esa forma la salida de prisión de esa persona será infinitamente mejor, y posiblemente ni vuelva más a delinquir porque ha sido consciente y responsable del mal que causó. Ojalá en todos los casos pudiéramos ofrecer ese recurso, mas no es posible. Hay que trabajar muchas sesiones con muchas personas privadas de libertad para conseguir fruto; pero la verdad en los dos últimos años que llevamos ya se empiezan a ver esos frutos de estos programas de justicia restaurativa.
“Algunas decisiones que tomé como Juez hubieran sido otras si conociera lo que hoy conozco”
EdS:¿Es capaz el sistema penitenciario de tratar al gran número de personas con discapacidad intelectual que ahora mismo acoge? Los psiquiátricos han ido desapareciendo poco a poco en medio de discrepancias entre Estado y comunidades autónomas ¿Cuáles son los planes para dar tratamiento a estas personas?
ALO: Contamos con la colaboración de asociaciones como Plena Inclusión, que es la que mayor aportación no está haciendo, que con su experiencia y con nuestros profesionales somos capaces de ofrecer a las personas con discapacidad intelectual los tratamientos que merecen. Al hilo de este colectivo, también decir que en estos momentos el principal problema que tenemos en prisión tiene que ver con la enfermedad mental. Y es un reto de todos, ya que va más allá de las paredes de una prisión. Tenemos que ser conscientes que las personas que padecen una enfermedad o discapacidad mental van a salir de prisión y lo importante sería que exista una mayor relación entre el mundo penitenciario y la sociedad civil, para contar con recursos socio sanitarios que permitan hacer una transición pausada y bien reglada de las personas que estando en prisión necesariamente saldrán en libertad.
EdS: Durante los dos años de pandemia, todas las sociedades han sufrido. Los internos de los Centros Penitenciarios hemos tenido un comportamiento más que ejemplar ante todas las restricciones que se nos han impuesto (confinamientos, suspensión de la actividad cultural y deportiva, cancelación de comunicaciones familiares y permisos…) ¿No cree que debería haber algún tipo de beneficio penitenciario para los que hemos sufrido esta privación de libertad tan exigente?
ALO: Ha sido el resto más reciente que hemos tenido que abordar desde Instituciones Penitenciarias. Un reto del que hemos salido aceptablemente bien teniendo en cuenta la gravedad de la pandemia. Ha habido dos elementos fundamentales: la profesionalidad de los trabajadores de los centros penitenciarios con especial mención a todo el personal sanitario, que siendo muy poco, ha sido capaz de hacer mucho y muy bien. Y por supuesto el otro elemento ha sido el comportamiento que habéis tenido las personas que estáis privadas de libertad, por la paciencia que habéis tenido. Esta pregunta que me hacéis ya nos la hemos planteado desde la Secretaría General y la idea a la que llegamos es que a nivel individual, en cada junta de tratamiento habrá que hacer una valoración.
Desde luego hay algunas cosas básicas, como días de permiso que no pudieron ser disfrutados, tenemos que ser lo suficientemente inteligentes para articular formas de que esos días puedan pasar a otro año, aunque se superase la cuota anual que está prevista en la ley. Pero teniendo en cuenta la grave situación por la que hemos pasado se trataría de no hacer recaer ni causar ningún perjuicio a las personas que habéis padecido la pandemia aquí dentro y que no habéis podido disfrutar de permisos. Una vez que se ha ido normalizado todo el mundo ha ido recuperado esos permisos, pero si a alguna persona le quedara todavía algún día por disfrutar, habría que plantearlo y estudiarlo con esta idea de no perjudicar sino tratar de reparar, sobre todo por el comportamiento que habéis tenido la inmensa mayoría de las personas privadas de libertad.
EdS: En relación a las penas de prisión, con el fin de superar los fines meramente retributivos de nuestro sistema, ¿Cuál es su postura acerca de potenciar nuevos métodos de penas y medidas alternativas a la pena de prisión?
ALO: Afortunadamente la práctica diaria del código penal de 1995 ya establecías unas penas alternativas. El volumen de éstas fue el año pasado de 132.000 resoluciones judiciales en las que se condenó a penas alternativas. Con esas penas alternativas hemos evitado que el año pasado entraran en prisión todas esas personas afectadas por esas resoluciones. La herramienta la tenemos ya, que es el Código Penal, y fundamentalmente dos aspectos que son los programas de tratamiento, que si los haces evitas la entrada en prisión y el cumplimiento de los Trabajos en Beneficio de la Comunidad.
Son dos alternativas muy válidas a las que podemos sacar todo el rendimiento que ofrecen. Y también no tener miedo a que las condenas cortas de privación de libertad se puedan cumplir en tercer grado. Se pueden y se deben cumplir en tercer grado si las circunstancias lo aconsejan, teniendo en cuenta que en España existe una importante red de CIS que hoy tienen plazas disponibles para evitar que las penas cortas se cumplan en un régimen cerrado y se puedan cumplir en un régimen de semi-libertad.
“En los últimos cuatro años se ha pasado de un 15% a un 20% de personas clasificadas en tercer grado”
EdS: Según ha declarado usted uno de sus objetivos en la Secretaría General es el incremento del número de presos en tercer grado. ¿Cuáles deben ser las herramientas e instrucciones para alcanzar ese objetivo?
ALO: Lo ideal y justo es que cada persona que esté en prisión esté clasificado en el grado que le corresponde. Sería un fracaso tremendo que personas merecedoras del tercer grado estén clasificadas en segundo. Aunque sería injusto también regalar este tercer grado, a personas que no cumplen las condiciones porque previamente tienen que consolidar una serie de factores estando en segundo grado. Cuando entré en la Secretaría en 2018 había un 15% de personas clasificadas en tercer grado. Hoy, cuatro años después, hemos conseguido llegar al 20%. Vamos en la buena línea pero no es suficiente ya que otros países, e incluso regiones como Cataluña, están ya en el 25% de tercer grado.
Es esta línea de responsabilidad que debemos seguir para conceder terceros grados a las personas merecedoras del mismo. Está demostrado que las personas que finalizan su condena haciendo el tránsito natural de tercer grado y libertad condicional, reinciden menos que las personas que cumplen su condena completa y salen en libertad sin haber disfrutado ni de un permiso ni de un tercer grado. Siendo la reincidencia de los primeros del 13% mientras que en los segundos se sitúa en un 23%, cuando la media en España está en torno a un 20% de reincidencia. Es importante cumplir ese tránsito para tener una incorporación a la sociedad de una forma controlada y pausada.
EdS: ¿Cómo está visto el sistema penitenciario español en la Unión Europea? Teniendo en cuenta que los países integrantes intentan seguir políticas comunes, ¿Existen recomendaciones o mecanismos que traten de homogenizar los sistemas de los distintos países?
ALO: El consejo de Europa, que son 47 países, tiene una especial atención a los sistemas penitenciarios de países, y anualmente se le tiene que rendir cuenta de unas estadísticas comunes a los países. Este año en Abril se publicó el último informe ESPEI en el que nos comparamos todas las administraciones penitenciarias. Si no te comparas no sabes si vas bien, mal o regular.
En muchas variables de estas comparaciones, España es un país referente en Europa. Hemos tenido una experiencia muy reciente, en Sevilla concretamente, hace un mes donde nos reunimos y pudimos conocer como por ejemplo Francia dijo en público que hace unos años conoció los módulos de respeto de España y que los acababa de implantar. Se sorprendieron también mucho nuestros homólogos europeos de que en España tengamos nueve módulos mixtos, donde conviven las 24 horas los hombres y las mujeres como una forma de prepararles para la vida en libertad que en definitiva será la convivencia que encuentren cuando salgan.
Con ese tipo de iniciativas te das cuenta que vamos por delante. La propia Ley Orgánica Penitenciaria Española ha sido trasladada a muchos ordenamientos, y como pasa muy asiduamente en Soto del Real, cada semana recibimos en España una delegación europea que quiere conocer nuestras prisiones y nuestros centros. Todo eso es porque algo estamos haciendo bien. En la última crisis de la pandemia, la OMS nos pidió en más de una ocasión, que en conferencias internacionales contáramos como país referente, qué estábamos haciendo para abordar la pandemia. En el día a día vemos los problemas que puede tener un centro sin darnos cuenta que la valoración global del sistema es buena, tirando a muy buena.
“La pandemia se ha superado gracias a la profesionalidad de los trabajadores y al buen comportamiento de las personas privadas de libertad”
EdS: El pasado mes de Julio asistió en el C.P. Madrid V a lo que se calificó como un hecho histórico: el acto de lanzamiento del grupo LGTBi+ Rejas Rosas, creado para ser una red de apoyo a las personas de este colectivo. ¿Está valorando la Institución adoptar nuevas normativas para las personas transgénero que ingresan en prisión?
ALO: Existe una instrucción del 2007 y que se aplica desde entonces con absoluta normalidad, sin que haya generado ningún problema en su aplicación. Por supuesto lo que tenemos que hacer es seguir avanzando en actos como el que se celebró aquí, que si hubiera que definirlo con una palabra sería la diversidad, o la tolerancia. En un servicio público como este tienen cabida todo tipo de personas y tenemos que ser conscientes y responsables de defender la variedad en las ideas y en las orientaciones que una persona pueda tener. Creo que el evento fue un ejemplo de tolerancia que tuvo lugar en el salón de actos de Soto del Real, en el que yo había presenciado una obra de teatro, una misa… un salón de actos que sirve para todo. Y así debe ser, siempre desde el respeto a los demás y reconociendo los derechos de todos.
EdS: ¿Qué tipo de repercusión va a tener la Agenda 2030 en el ámbito penitenciario?
ALO: Entre otras medidas, la Administración Penitenciaria está recibiendo ya 50 millones de euros de los Fondos de Recuperación, que tienen que ser directamente invertidos, porque así nos lo exige Europa, en todo lo que significa medidas de superación, de contaminación, de regeneración, de aplicación de nuevas energías en los centros penitenciarios para hacerlos más eficientes y para reducir la contaminación que generemos. Ese dinero irá en los planes para climatizar y aislar los centros, entre otras medidas.
EdS: Usted es un alto cargo de la administración del estado, con una complicada y exigente agenda plena de eventos, reuniones y viajes. ¿Cómo afecta esto a su vida personal y cómo consigue conciliarla con la vida laboral?
ALO: No es fácil, de hecho muchos días pienso que no lo hago nada bien. Procuro cumplir con los deberes y la responsabilidad que tiene el cargo. Bien es verdad que hay tiempo para todo y la familia ayuda y colabora. Lo que tengo muy claro es que esto es un momento transitorio en la vida de una persona, y que dentro de algún tiempo yo dejaré de ser Secretario General y entonces sí que podré dedicar un poquito más tiempo a mi familia cosa que ahora por razones obvias no se siempre se puede. Pero hay tiempo para todo y sólo hay que organizarse.
EdS: Muchas gracias por su tiempo cordialidad y cercanía, por conceder esta entrevista a Ecos de Soto. Le deseamos mucha suerte en el desempeño de su cargo.
ALO: Muchas gracias por invitarme y por darme la oportunidad de dar a conocer en vuestro primer número lo que estamos haciendo en Instituciones Penitenciarias. Quiero aprovechar para agradecer el trabajo de los más de 24.000 trabajadores de Instituciones Penitenciarias. Ellos son los auténticos valedores y las personas que conseguido que hoy seamos un referente en muchos países por el buen trabajo que llevan ya tiempo haciendo. Un reconocimiento con el que quiero acabar para todo el personal de Instituciones Penitenciarias.
“La pena es la que es, pero las circunstancias de la persona afectan a esa condena”
JOSÉ MANUEL DOMÍNGUEZ
Redactor de Ecos de Soto.Foto: Daniel Fortesque.