Solidarios y FERMAD mantienen un grupo de apoyo para familiares de quienes están en prisión para acompa­ñar la condena que se vive fuera con un familiar dentro de la cárcel.

Solidarios y FERMAD mantienen un grupo de apoyo para familiares de quienes están en prisión para acompa­ñar la condena que se vive fuera con un familiar dentro de la cárcel.

Es innegable el sostén, el pilar básico, que las familias constituyen para las personas presas. A lo largo de los 37 años de historia de SOLIDARIOS para el Desarrollo hemos recogido testimonios puntuales, sostenidos, desgarradores o más tenues, sobre el hijo o la hija presa, el hermano o la hermana presa, el marido o la mujer presa y un largo etc. Tanto de los propios internos como de sus familiares, en los accesos a las comunicaciones, en los largos y a veces pe­nosos viajes en autobús… Y siempre pensando qué podíamos hacer desde una entidad de voluntariado social.

Así, en febrero de 2023, SOLIDARIOS, junto con la entidad Fermad –que no trabaja direc­tamente con personas presas y sí con adiccio­nes, pero que bien sabe de qué estamos tratando– gestaron un proyecto de escucha, apoyo y canalización de todo aquello de lo que participábamos indirectamente y que, además, con total legitimidad, surgió de una familiar que visitaba a su hijo todas las sema­nas en el centro penitenciario. A las dos enti­dades nos unía un principio: saber que el bienestar de los internos e internas empieza por el de sus familias.

Estabilidad y desarollo familiar

El proyecto emprendido tiene por objetivos, entre otros, el de explorar cómo el encarcela­miento puede afectar a la estabilidad, al desa­rrollo familiar y al proceso de reinserción en conjunto, cuál es el tipo de apoyo que propor­cionan las familias y la importancia de este para las personas presas y de alguna manera, que las familias conozcan qué se hace en los centros penitenciarios, más allá de la informa­ción que reciben de manera unilateral (en al­gunos casos) y si es menester, generar actuaciones para mejorar la percepción de los familiares en el sistema penitenciario.

En estos 18 meses de acción nos hemos encontrado, con alivio, que servimos para co­sas mucho más sencillas, como ha sido el acom­pañar los diversos estados de ánimo por los que pasan los familiares, relativizar sus dife­rentes puntos de vista y sobre todo, que el grupo sirve para encontrar familiares que es­tán en tu misma situación y que muchas veces, por desidia pero más por vergüenza y estigma, son reacios a contar en su círculo que tienen un familiar cumpliendo condena y al que ade­más ¡toma ya! van a verle todas las semanas.

Es por ello, que una de las certezas que podemos trasladar a los que leéis este artículo, es la importancia que los vínculos familiares tienen para favorecer la no reincidencia, donde la familia (redes sociales) es uno de los facto­res más importantes que afectan a la rehabi­litación de los internos después de la puesta en marcha de su liber­tad y porque las fami­lias, como nos han mostrado, sufren do­blemente la pena pri­vativa de libertad de sus allegados y un trabajo centrado en ellas, en la visibilización y exploración de sus dife­rentes necesidades puede optimizar la labor que se hace con las personas presas y mejorar el clima de convivencia en los centros peni­tenciarios. ¿Quién no va a querer eso? Entendemos que este trabajo (al igual que hacen otras tantas entidades en nuestro país con familiares de personas presas) debe venir acompañado de propuestas de políticas que asistan y presten apoyo a las familias en este proceso, cambiando el paradigma de atención a las personas presas y virándolo también al de sus familiares, con toda la complejidad que puede conllevar.

Una mediación entre voluntarios, equipo técnico y familia

Madrid V Soto del Real ha colaborado en esta iniciativa, acogiéndola con entusiasmo, si bien aún sin algunos pasos concretos necesarios. Pero ahí estamos nosotros, el voluntariado y los equipos técnicos de las dos entidades so­ciales mediando con esos familiares algunas acciones que, entre otras, serían deseables en un primer momento para hacer un trabajo de profundización y extrapolable a otras unida­des penitenciarias. Algunas de éstas, tan sen­cillas como fomentar y favorecer en un mayor número de módulos las jornadas de conviven­cia, la actualización de un folleto dirigido a fa­milias que contenga lo que ellas necesitan (es­pecialmente para la in­certidumbre de esos primeros días…) y un análisis pormenorizado de los centros penitenciarios y su personal que, con sus buenas prácticas, son capaces de crear en la visita a su familiar un ambiente de verdadero servicio público. A las organi­zaciones formales nos tocará trabajar en erra­dicar o minimizar el estigma externo que muchos familiares soportan por visitar a sus cercanos en las prisiones… Sirva este artículo, por tanto, para llamaros a todos (personal del centro, internos, entidades sociales, familiares y por supuesto, sociedad) a participar e im­pulsar esta iniciativa.